jueves, 19 de diciembre de 2019

Assassin's Creed - Primeras horas

Assassin’s Creed comienza rescatando una de las premisas más clásicas de la ciencia ficción: no hace falta explicarlo todo. Te llamas Desmond y te han secuestrado un señor mayor y su joven ayudante, quienes te meten en una máquina que te permite revivir los recuerdos de tus antepasados analizando tu secuencia genética. No necesitas saber más: ni en qué país estás, ni cómo era tu vida antes del secuestro, ni cómo funciona la extraña máquina en la que te hacen recostarte. Nada. Sin duda es un comienzo atrevido, pero totalmente acertado, pues te permite adentrarte en la acción de manera inmediata. Al principio te encuentras absolutamente descolocado; algo que no es casual, pues hace que te sientas como si realmente estuvieras en la piel del protagonista.



Podría decirse que el juego tiene dos tutoriales, uno más sutil que el otro. Al principio, la voz de la interfaz de Animus te enseña lo más importante acerca de la jugabilidad y los controles en menos de cinco minutos. Luego, el sistema te lanza a explorar Tierra Santa, donde, mientras los paisajes y la historia te dejan maravillado, el tutorial continúa, enseñándote las tres misiones principales que puede llevar a cabo un Asesino: el fisgoneo, el hurto y el interrogatorio. En realidad, más adelante puedes encontrar otros tipos de misiones, pero éstas fueron incluidas más tarde, en la versión del director que se lanzó para PC el 8 de abril de 2008.



No es ninguna sorpresa lo que se desvela tras el tutorial, y es que el objetivo del juego es asesinar a nueve personas que controlan las ciudades cercanas de Acre, Damasco y Jerusalén. Cada ciudad tiene tres barrios y cada objetivo está en uno diferente; de modo que, cuando visitas por primera vez una ciudad, solo puedes acceder a uno de los barrios, en tu segunda visita desbloqueas una nueva zona y en la tercera (y última) ya puedes recorrer toda la ciudad. Siendo esto así, parece lógico pensar una manera rápida de dividir el juego en niveles para el guardado de partida: a un nivel por barrio (o por objetivo, que sería lo mismo). Sin embargo, los desarrolladores decidieron dividir el juego en lo que ellos llamaron “bloques de memoria”, particiones que pueden incluir hasta tres asesinatos.

Afortunadamente, el juego cuenta con un sistema de autoguardado que te libra de tener que jugar el bloque de memoria al completo de una sola vez, pero tiene un gran fallo. ¡Aviso a los completistas! Una vez superado un bloque de memoria, si se vuelve a jugar ese mismo bloque, el juego no autoguardará el progreso en las misiones secundarias; es decir, "sólo" se guardarán los coleccionables: los estandartes recogidos, los ciudadanos rescatados, los templarios eliminados y las atalayas escaladas. Para guardar el progreso de la historia (y la completitud de las misiones de cada barrio), se debe completar todo el bloque de memoria de nuevo de una sola vez. Esto es importante, pues en cada barrio hay 6 misiones diferentes, pero solo hace falta hacer tres para poder realizar el asesinato. Si te dejases una atrás (y quieres que esa barrita de sincronización aparezca en tu menú principal pintada de azul clarito), tendrías que repetir el bloque de memoria al completo.

Por otro lado, es adecuado señalar que la división en niveles de Assassin’s Creed es apenas perceptible. La historia fluye de manera continua y con un ritmo muy ligero. Estos dos factores, junto con el nivel de detalle gráfico que alcanza el juego, capturan irresistiblemente al jugador.



La interfaz de usuario pasa casi totalmente inadvertida. Aún así, contiene todo lo que puedas necesitar: arriba a la derecha, un panel de controles te indica en todo momento qué opciones tienes al pulsar diferentes combinaciones de teclas; abajo a la derecha, un minimapa te indica la distancia a los elementos más cercanos (lamentablemente no te señala las paredes ni los caminos, para eso hay que desplegar el mapa de mundo); abajo a la izquierda, un panel indica qué arma tienes equipada; y, finalmente, arriba a la izquierda encuentras la barra de vida, que en Assasin’s Creed se mide como el nivel se sincronización con tu antepasado, Altaïr. De hecho, cuando se alcanza un nivel muy bajo de sincronización, el entorno comienza a desaparecer y todo se vuelve borroso y confuso. En esta misma esquina se encuentra también un indicador de colores que te dice si los guardias te han detectado, si están alertados de tu presencia o si estás totalmente oculto de ellos.


Ese guardia me ha detectado...

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