Sin duda, el Rey Ricardo sabe hacer una buena primera aparición en Assassin's Creed.
Conforme vas superando los bloques de memoria,
consigues mejoras de armas, más celdas para el nivel de sincronización y nuevas
habilidades, de las cuales quizás la más importante sea el contraataque. Esta
habilidad es crucial en el final del juego, donde se encuentra lo que es, sin
duda, lo peor de Assassin’s Creed, la jugabilidad de los últimos minutos. Hasta este momento, has sido
entrenado como un Asesino: discreto, rápido, ágil… Pero esto no servirá de nada
en el momento en el que el juego te encierre en una pequeña parcela de tierra
con una docena de guardias. Sin posibilidad de escapar, lo único que te queda
es la habilidad de contraatacar. Hasta parece una broma que, tras haber
perfeccionado tus habilidades como Asesino, el juego mida tu valía para acabar
la partida como un soldado. El contraste entre la jugabilidad al final del
juego y en el resto de éste lleva a uno a pensar si se trata de algo planeado
para ser así o si es el resultado de una mala planificación del tiempo durante
el desarrollo.
Imagen del campeón mundial del escondite a punto de enfrentarse a los matones del barrio.
Por otra parte, en los últimos minutos de juego
también se encuentra lo mejor de esta inolvidable primera entrega de la saga:
un montón de sorpresas y un final que hace que estés descargando Assassin’s
Creed II mientras todavía se muestran los créditos.
Este es un juego que no se olvida con facilidad. Recapitulando, sus dos mayores fallos se encuentran en la jugabilidad desaprovechada del final y en los tristes colores del Animus. Sin embargo, se disfruta cada minuto de todos los demás aspectos. Hay quien dice que las misiones secundarias entre objetivos pueden ser repetitivas y parcialmente tienen razón. Lo cierto es que las misiones, aunque se repitan en diferentes ciudades, son cada vez más difíciles, presentando un reto mayor en cada ocasión.
En mi opinión, el truco está en concentrarse en la historia, es lo que te atrapa y te mantiene constantemente alerta y activo, esforzándote a tope para cada encargo de Al Mualim. Además, gráficamente es un alucine y la exploración se aprovecha al máximo. Así que, ¿qué dices? ¿Estás listo para servir a la Hermandad de los Asesinos?
Este es un juego que no se olvida con facilidad. Recapitulando, sus dos mayores fallos se encuentran en la jugabilidad desaprovechada del final y en los tristes colores del Animus. Sin embargo, se disfruta cada minuto de todos los demás aspectos. Hay quien dice que las misiones secundarias entre objetivos pueden ser repetitivas y parcialmente tienen razón. Lo cierto es que las misiones, aunque se repitan en diferentes ciudades, son cada vez más difíciles, presentando un reto mayor en cada ocasión.
En mi opinión, el truco está en concentrarse en la historia, es lo que te atrapa y te mantiene constantemente alerta y activo, esforzándote a tope para cada encargo de Al Mualim. Además, gráficamente es un alucine y la exploración se aprovecha al máximo. Así que, ¿qué dices? ¿Estás listo para servir a la Hermandad de los Asesinos?
Sincronizando...
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