domingo, 12 de enero de 2020

FEZ - Encuentros cercanos

FEZ comienza con mucha humildad. Al principio se muestra como un bello videojuego de plataformas: una música suave y agradable, un estilo gráfico pixelado con una animación simple pero atractiva y unos pocos PNJs muy simpáticos. El primero objetivo de Gómez, nuestro protagonista, es subir hasta lo más alto del poblado para encontrarse con el viejo Geezer. Una vez llega, un resplandeciente cubo se muestra ante él y le revela la existencia de una tercera dimensión, a la vez que se le entrega el artefacto que da título al juego y le permite explorar el mundo de una manera radicalmente diferente.

Los feces molan.

Segundos después, el misterioso cubo explota y sus fragmentos se esparcen por todo el mundo. Ahora, Gómez, con la ayuda de Punto, su nuevo y pequeño amigo con la apariencia de un teseracto multicolor, debe recuperar todos los cubos y anticubos para reconstruir a aquél que le entregó el poder de cambiar de perspectiva.

Estos son los primeros minutos de una aventura que llevará al jugador a lo largo de decenas de pequeñas y variopintas pantallas. El juego toma ahora una forma mucho más compleja: un mundo abierto tridimensional que se explora plano a plano (2D) lleno de puzzles por resolver. Por suerte, no es necesario completar una pantalla para poder salir de ella, lo que hace imposible quedarse atrapado o detenido a la vez que aumenta la sensación de aventura y la compenetración del jugador con Gómez, pues ambos desconocen por igual el mundo que les rodea. La sorpresa al descubrir lo que hay tras cada puerta es compartida, aunque Gómez nunca la exteriorice en modo alguno. Él no habla y sus únicas expresiones son el terror al caer desde una altura muy grande, advirtiendo al jugador de su inminente muerte (salvo que caiga en agua); el sueño tras la inactividad prolongada del jugador y la alegría al conseguir algún artículo nuevo. A pesar de que Punto esté siempre a nuestro lado, su presencia no es suficiente para extinguir la sensación de soledad que produce la carencia de diálogo del personaje principal. Esto se acentúa todavía más con la banda sonora que mengua y se distorsiona poco a poco, pantalla tras pantalla.

Algunos niveles destacan muy bien la soledad y la sorpresa ante un nuevo desafío.

Los controles de FEZ son muy sencillos. Gómez tan solo es una criatura común respecto a las de su poblado con la única habilidad de cambiar de perspectiva dada por su particular sombrero. Además de eso, puede correr de lado a lado, saltar, subir y bajar por escaleras y enredaderas y mirar a su alrededor. No se trata de un juego violento, con lo que no es posible atacar de ningún modo a los demás personajes, animales e insectos que viven pacíficamente en el mundo.

Durante el juego, la interfaz no solo es invisible, sino también innecesaria. Gómez no tiene barra de vida y no la necesita, pues no se enfrenta a ningún enemigo que pueda hacerle daño. Tenemos un inventario en el que podemos ver los mapas y artefactos que hemos encontrado por el camino y también repasar la cantidad de cubos y anticubos que hemos recogido. Una segunda interfaz es el minimapa, un claro reflejo de la complejidad del juego, en el que cambiando la perspectiva podremos ver de una manera más cómoda la distribución de las distintas salas. Por el contrario, el menú de pausa es austero, al igual que el menú principal. Posee las funcionalidades necesarias y suficientes: da acceso a la pantalla de logros, a la de opciones, etc. No es necesario preocuparse de guardar la partida, pues se hace de forma automática y continua, algo que, dado que no es posible quedarse atrapado en ninguna parte del juego, no tiene ninguna desventaja y libra al jugador de preocupaciones.

El "minimapa" 🤯

Es importante destacar que, aunque constantemente señale que no es posible quedar atrapado, sí es posible y frecuente sentirse bloqueado o desorientado. Nótese la diferencia. Siempre será posible retroceder a una pantalla anterior, pero a veces uno puede verse perdido, sin la certeza de en qué dirección es correcto avanzar, o sin encontrar la solución a un puzzle concreto. En estos casos, basta con aplicar algunas leyes de la vida: a veces hay que dejarse llevar y, la más importante, no siempre se tienen las herramientas necesarias para superar un desafío la primera vez que éste se presenta. Al encontrar un desafío a primera vista irresoluble, tan solo recuerda el camino para llegar a él y dedícate a explorar el resto del mundo. Tarde o temprano sabrás lo que tienes que hacer y podrás regresar para completarlo... Salvo en algún caso particular en el que hay que buscar algo de ayuda en internet porque la vida humana no es tan larga como para que dé tiempo a resolver el endiablado puzzle 😅

En FEZ, cualquier pequeño detalle puede ser la clave para obtener ese preciado anticubo que te falta. ¡Mantén los ojos bien abiertos! 👀

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